Comentario
Los mosqueteros se caracterizaban por un sombrero de amplias alas adornado con plumas. Sin embargo, lo que principalmente les distinguía era su arma: el mosquete, del que derivaba su nombre. Esta arma, aunque carecía de la precisión de los fusiles, poseía una potencia de fuego muy superior a la de los arcabuces. Quizá esta sea la razón de que en los Tercios los mosqueteros formaran compañías independientes de las de los arcabuceros.
Pero los mosquetes también tenían sus inconvenientes. Uno de ellos era el peso, que podía doblar al del arcabuz, por lo que había que apoyarlo en una horquilla para disparar. Esta horquilla consistía en un asta de madera -de unos 147 centímetros de altura- que en uno de sus extremos llevaba una "U" metálica donde descansaba el cañón del arma; el otro extremo se apoyaba en el suelo, estando rematado con una contera de metal que terminaba en punta. El cañón y la caja con los resortes mecánicos hacían que el peso del mosquete sobrepasara los ocho kilos en los modelos más ligeros, si bien en los más pesados se podían alcanzar hasta dieciséis. Los proyectiles eran de plomo de dos onzas -24 gramos.
Por lo demás, el mecanismo de disparo era semejante al de los arcabuces.
El mosquetero llevaba la pólvora para su arma en los llamados "doce apóstoles", unos frascos de madera o cobre que colgaban de una bandolera que se apoyaba en el hombro izquierdo. Cada frasco contenía la pólvora necesaria para un disparo. La bandolera incluía una pequeña bolsa en la que se guardaban la cuerda-mecha y las balas. Estas últimas las fabricaba el propio mosquetero con un molde, ya que el plomo se suministraba en forma de pasta. En caso de agotarse la pólvora de los frascos, se usaba la del polvorín de reserva dosificándola "a ojo", por lo que cuando esto sucedía las cargas y los disparos bajaban en precisión. El polvorín de reserva se llevaba colgando de una correa que descansaba sobre el hombro derecho, de tal forma que quedaba situado a la altura de la cadera izquierda, por encima del pomo de la espada.
Las armas, la horquilla y los útiles de disparo sobrecargaban en exceso al mosquetero, por lo que en vez de armadura solía vestir un coleto o una casaca de paño marrón sin mangas. Su uniforme se completa con el sombrero ya descrito, un jubón de paño negro, un estrecho cinturón de cuero, unas largas y amplias calzas acuchilladas de color azul grisáceo, unas medias blancas de una sola pieza y unos zapatos marrones de cordobán.